Y... sí la situación perfecta existe, el único problema es que sólo dura algunos segundos y después te vuelves a dar de morros con la dura realidad. En los últimos tiempos he topado con momentos de auténtico lujo que por un breve instante, me han permitido el gozo infinito de bellezas perfectas: acunar a mi sobrino-nieto, la aurora otoñal que se enriquece de rosas y turquesas pulidos por el frío de la mañana, el abrazo que me dió ayer una exalumna...
He empezado un master de lenguas aplicadas, (interpretación y traducción) me tiene muy ocupada y me mantiene fuera de la obsesión por bastante tiempo, pero luego hay que volver a la supervivencia, a la miseria, a escuchar la palabra No una y otra vez, a la humillación de ir pegando carteles (no me puedo quejar, me han salido dos clases).
Querido Maestro, le doy las gracias a Dios cada día porque me dió la sensibilidad de disfrutar de la belleza escondida. También se las doy porque cuida y protege a mis hijos. Porque yo cada día los cuido y protejo menos, a lo único que llego es a zurcir sus pantalones.
He empezado un master de lenguas aplicadas, (interpretación y traducción) me tiene muy ocupada y me mantiene fuera de la obsesión por bastante tiempo, pero luego hay que volver a la supervivencia, a la miseria, a escuchar la palabra No una y otra vez, a la humillación de ir pegando carteles (no me puedo quejar, me han salido dos clases).
Querido Maestro, le doy las gracias a Dios cada día porque me dió la sensibilidad de disfrutar de la belleza escondida. También se las doy porque cuida y protege a mis hijos. Porque yo cada día los cuido y protejo menos, a lo único que llego es a zurcir sus pantalones.