Vino y salud
Al poseer alcohol etílico el vino posee efectos psicoactivos: en dosis muy moderadas incrementa el apetito y provoca un cierto grado de desinhibición al ser ansiolítico, esta característica ansiolítica explica que, siempre en dosis bajas, sea hipnoinductor (favorezca al sueño) y sea tranquilizante.
El consumo moderado (la dosis diaria ideal se situa entre los 150 y los 250 cc para una persona adulta siendo absolutamente desaconsejado el consumo para menores) de vino favorece al sistema circulatorio (inhibe la formación de trombos) y, especialmente al corazón merced a la presencia de polifenoles como el resveratrol disminuyendo el llamado colesterol malo (LDL) e incrementando el HDL colesterol; el vino tinto por otra parte debe su color a la presencia de las antocianinas substancias antioxidantes que se encuentran también en las uvas obscuras.
Actualmente a partir del vino, y por las cualidades antioxidantes que éste posee, se producen cosméticos que tonifican la piel.
Al poseer alcohol etílico el vino posee efectos psicoactivos: en dosis muy moderadas incrementa el apetito y provoca un cierto grado de desinhibición al ser ansiolítico, esta característica ansiolítica explica que, siempre en dosis bajas, sea hipnoinductor (favorezca al sueño) y sea tranquilizante.
El consumo moderado (la dosis diaria ideal se situa entre los 150 y los 250 cc para una persona adulta siendo absolutamente desaconsejado el consumo para menores) de vino favorece al sistema circulatorio (inhibe la formación de trombos) y, especialmente al corazón merced a la presencia de polifenoles como el resveratrol disminuyendo el llamado colesterol malo (LDL) e incrementando el HDL colesterol; el vino tinto por otra parte debe su color a la presencia de las antocianinas substancias antioxidantes que se encuentran también en las uvas obscuras.
Actualmente a partir del vino, y por las cualidades antioxidantes que éste posee, se producen cosméticos que tonifican la piel.