Y... ¿De qué me quejo?

A veces, hay que mover el culo para desempolvar el cerebro. Acompaño a mi marido a un concierto en la Seu Vella. El concierto, largo y no muy bueno, acaba con dos canciones y un baile, (bendito garrotín), una chica joven y hermosa dibuja la música en medio de las piedras centenarias. Cuando la vida te invita a tomar café, tú te lo tomas y lo disfrutas. La pura belleza aparece cuando no la esperas. Y hay que disfrutarla a grandes tragos, saborearla como una manzana jugosa y no hacer preguntas. Aún he tenido otro obsequio: los fuegos artificiales desde la puerta de los Apostóles. Grandes flores cayendo desde el cielo, con el ruido de las explosiones retumbando en el fondo de mi útero, como una buena sinfonía de Beethoven.
Señoras y señores, mis disculpas por ser una quejica, llorica y nenaza.
La Belleza no me abandona y aún me quedan herramientas para disfrutarla.
Besicos.
P.